jueves, 26 de octubre de 2017

Treinta años de consolidación III

En sintonía con el crecimiento del fenómeno inmigratorio, la década de 1880 consolidó el posicionamiento de los  tabacos  italianos entre las preferencias del público consumidor argentino. Por ese entonces, un puñado de naciones europeas dominaba el panorama importador dentro del rubro cigarros de hoja (puros) gracias al sostenido desarrollo de dicho sector industrial en aquella parte del mundo. Pero más allá de las consideraciones que se pueden hacer respecto a la notable diferencia entre la manufactura tabacalera italiana y las demás del viejo mundo (tema largo que resumimos en nota al pie) (1), la distribución del “podio” de los tres países favoritos dejaría pronto de tener la característica alternadamente repartida entre Italia, Francia, Alemania y Bélgica, tal cual venía sucediendo desde 1870 en adelante. De hecho, estaba llegando un tiempo  de gloria  para los artículos peninsulares de nuestro interés, cuya duración se prolongaría por más de medio siglo.


Así, 1889 y 1890 son los dos últimos años en que Italia se sitúa detrás del primer lugar, no obstante el  incremento sostenido de sus embarques desde 1882. Tal como se puede verse a simple vista  en el cuadro expuesto a continuación, la tremenda crisis económica desatada en nuestro país hacia 1890 generó una fuerte caída de las compras externas durante algún tiempo (2), pero lo que aquí nos interesa es que a partir de 1891 los puros italianos pasan a ocupar de modo permanente y definitivo la pole position en la grilla estadística anual. Luego, si observamos bien, las distorsiones más severas del problema económico suscitado a comienzos del decenio se empiezan a disipar en 1893 y parecen definitivamente solucionadas en 1895. Los números se vuelcan entonces abrumadoramente hacia Italia: ya para 1894, sus envíos de cigarros superaban por sí solos a todas las demás procedencias juntas.


Pasemos a los números de referencia, que son bien esclarecedores:

1889: 1° Bélgica (24.857.000), 2° Italia (24.552.000), 3° Alemania (11.236.000)
1890: 1° Bélgica (39.945.000), 2° Italia (35.947.000), 3° Alemania (10.491.000)
1891: 1° Italia (3.780.000), 2° Bélgica (917.000), 3° Alemania (799.000)
1892: 1° Italia (3.436.000), 2° Bélgica (1.246.000), 3° Alemania (243.000)
1893: 1° Italia (15.594.000), 2° Bélgica (8.511.000), 3° Alemania (1.207.000)
1894: 1° Italia (18.366.000), 2° Bélgica (5.218.000), 3° Alemania (1.138.000)
1895: 1° Italia (37.005.000), 2° Bélgica (5.130.000), 3° Alemania (2.896.000)
1896: 1° Italia (52.751.000), 2° Bélgica (6.164.000), 3° Brasil (3.938.000)
1897: 1° Italia (56.365.000), 2° Bélgica (4.454.000), 3° Alemania (2.362.000)
1898: 1° Italia (51.136.000), 2° Bélgica (3.188.000), 3° Alemania (2.206.000)
1899: 1° Italia (63.983.000), 2° Bélgica (4.964.000), 3° Alemania (4.235.000)
1900: 1° Italia (66.363.000), 2° Bélgica (7.308.000), 3° Alemania (6.119.000)

La tendencia fue ciertamente irreversible y marcó el inicio de la época dorada toscanera (3). Tengamos en cuenta además un par de fenómenos ajenos a las estadísticas (aunque históricamente innegables) que ocurrían de manera paralela: el crecimiento porcentual del cigarro toscano dentro de la amplia gama de modelos fabricados a fines del siglo XIX por el Monopolio di Stato y el surgimiento adicional de una industria criolla enfocada específicamente en el segmento. En efecto, el cambio de siglo marcaba con fuerza un lento pero sostenido ocaso de puros peninsulares otrora populares y exitosos, como el Cavour y el Brissago, en concordancia con la inclinación generalizada por el toscano, que pasó a representar la imagen  tabacalera italiana por excelencia, con los tradicionales representantes genuinos importados y las imitaciones surgidas de la incipiente manufactura  nacional. Así lo hemos demostrado en este espacio infinidad de veces: a partir del 1900 y durante los siguientes setenta años, los toscanos fueron los cigarros puros más importados, fabricados, contrabandeados, publicitados, vendidos y fumados de la Argentina.


En el decenio fundacional de 1860 los tabacos italianos lograron desembarcar y establecerse en nuestro territorio. Luego siguieron las décadas de 1870 y 1880 con su crecimiento compartido con otros países europeos, en tiempos del furor cigarrero y la revolución industrial. Finalmente, en los años finiseculares de la centuria decimonónica, llegó el despegue definitivo que llevaría el toscano a la boca de tantos habitantes de este país, nativos y extranjeros por igual.


Notas:

(1) Vimos algo sobre el esplendor de los puros franceses en una entrada reciente del blog Consumos del Ayer. Durante la misma época (1840 a 1920) ocurrió algo similar en toda la región, tanto en Holanda y Suiza (hoy más conocidos en el rubro) como en Alemania y Bélgica, que fueron grandes proveedores de la Argentina entre 1870 y 1890. El país germano concentraba su actividad en las ciudades Bremen y Hamburgo, mientras que las grandes fábricas belgas eran sitas en Amberes y sus alrededores. Sin embargo, todas ellas se dedicaban casi con exclusividad a confeccionar puros que imitaban estilos foráneos de cierto renombre, muy especialmente los cubanos y filipinos. Italia, en cambio, había generado prototipos que gozaban  de reconocimiento por su carácter netamente itálico,  identificables incluso por ciertos nombres característicos, como Toscano, Cavour, Minghetti, Chiaravalle, Roma, Sella o Branca.


(2) La disminución de importaciones fue igualmente aplastante en todos los renglones de materias primas y  manufacturas. Los motivos fueron muchos y obvios (la propia caída del consumo de la población, por ejemplo), pero es importante destacar un motivo fundamental que paralizó el trabajo de las casas introductoras durante algunos años: a partir de 1890 y por causa de la crisis, pasó a ser obligatorio el pago de los derechos de importación en forma anticipada, de una sola vez, en efectivo y a “valor oro”, que era la equivalencia de divisas utilizada en aquel tiempo como parámetro internacional, todo ello en el marco de una inflación y desvalorización de nuestra moneda sin precedentes hasta entonces.
(3) El consumo toscanero del siglo XX fue desarrollado aquí mismo en una serie de cuatro entradas subidas a principios de este año baja el título genérico Cifras Reveladoras

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