En sintonía con el crecimiento del fenómeno inmigratorio, la
década de 1880 consolidó el posicionamiento de los tabacos
italianos entre las preferencias del público consumidor argentino. Por
ese entonces, un puñado de naciones europeas dominaba el panorama importador
dentro del rubro cigarros de hoja (puros) gracias al sostenido
desarrollo de dicho sector industrial en aquella parte del mundo. Pero más allá
de las consideraciones que se pueden hacer respecto a la notable diferencia
entre la manufactura tabacalera italiana y las demás del viejo mundo (tema
largo que resumimos en nota al pie) (1), la distribución del “podio” de los
tres países favoritos dejaría pronto de tener la característica alternadamente
repartida entre Italia, Francia, Alemania y Bélgica, tal cual venía sucediendo
desde 1870 en adelante. De hecho, estaba llegando un tiempo de gloria
para los artículos peninsulares de nuestro interés, cuya duración se
prolongaría por más de medio siglo.
Así, 1889 y 1890 son los dos últimos años en que Italia se
sitúa detrás del primer lugar, no obstante el
incremento sostenido de sus embarques desde 1882. Tal como se puede
verse a simple vista en el cuadro
expuesto a continuación, la tremenda crisis económica desatada en nuestro país
hacia 1890 generó una fuerte caída de las compras externas durante algún tiempo
(2), pero lo que aquí nos interesa es que a partir de 1891 los puros italianos
pasan a ocupar de modo permanente y definitivo la pole position en la
grilla estadística anual. Luego, si observamos bien, las distorsiones más
severas del problema económico suscitado a comienzos del decenio se empiezan a
disipar en 1893 y parecen definitivamente solucionadas en 1895. Los números se
vuelcan entonces abrumadoramente hacia Italia: ya para 1894, sus envíos de
cigarros superaban por sí solos a todas las demás procedencias juntas.
Pasemos a los números de referencia, que son bien
esclarecedores:
1889: 1°
Bélgica (24.857.000), 2° Italia (24.552.000),
3° Alemania (11.236.000)
1890: 1°
Bélgica (39.945.000), 2° Italia (35.947.000),
3° Alemania (10.491.000)
1891: 1° Italia (3.780.000), 2° Bélgica (917.000), 3°
Alemania (799.000)
1892: 1° Italia (3.436.000), 2° Bélgica (1.246.000), 3° Alemania (243.000)
1893: 1° Italia (15.594.000),
2° Bélgica (8.511.000), 3° Alemania (1.207.000)
1894: 1° Italia (18.366.000),
2° Bélgica (5.218.000), 3° Alemania (1.138.000)
1895: 1° Italia (37.005.000),
2° Bélgica (5.130.000), 3° Alemania (2.896.000)
1896: 1° Italia (52.751.000),
2° Bélgica (6.164.000), 3° Brasil (3.938.000)
1897: 1° Italia (56.365.000),
2° Bélgica (4.454.000), 3° Alemania (2.362.000)
1898: 1° Italia (51.136.000),
2° Bélgica (3.188.000), 3° Alemania (2.206.000)
1899: 1° Italia (63.983.000),
2° Bélgica (4.964.000), 3° Alemania (4.235.000)
1900: 1° Italia (66.363.000),
2° Bélgica (7.308.000), 3° Alemania (6.119.000)
La tendencia fue ciertamente irreversible y marcó el inicio
de la época dorada toscanera (3). Tengamos en cuenta además un par de fenómenos
ajenos a las estadísticas (aunque históricamente innegables) que ocurrían de
manera paralela: el crecimiento porcentual del cigarro toscano dentro de la
amplia gama de modelos fabricados a fines del siglo XIX por el Monopolio di
Stato y el surgimiento adicional de una industria criolla enfocada
específicamente en el segmento. En efecto, el cambio de siglo marcaba con
fuerza un lento pero sostenido ocaso de puros peninsulares otrora populares y
exitosos, como el Cavour y el Brissago, en concordancia con la inclinación
generalizada por el toscano, que pasó a representar la imagen tabacalera italiana por excelencia, con los
tradicionales representantes genuinos importados y las imitaciones surgidas de
la incipiente manufactura nacional. Así
lo hemos demostrado en este espacio infinidad de veces: a partir del 1900 y
durante los siguientes setenta años, los toscanos fueron los cigarros puros más importados, fabricados, contrabandeados, publicitados, vendidos y fumados de la Argentina.
En el decenio fundacional de 1860 los tabacos italianos
lograron desembarcar y establecerse en nuestro territorio. Luego siguieron las
décadas de 1870 y 1880 con su crecimiento compartido con otros
países europeos, en tiempos del furor cigarrero y la revolución industrial.
Finalmente, en los años finiseculares de la centuria decimonónica, llegó el
despegue definitivo que llevaría el toscano a la boca de tantos habitantes de
este país, nativos y extranjeros por igual.
Notas:
(1) Vimos algo sobre el esplendor de los puros franceses en
una entrada reciente del blog Consumos del Ayer. Durante la misma época
(1840 a 1920) ocurrió algo similar en toda la región, tanto en Holanda y Suiza
(hoy más conocidos en el rubro) como en Alemania y Bélgica, que fueron grandes
proveedores de la Argentina entre 1870 y 1890. El país germano concentraba su
actividad en las ciudades Bremen y Hamburgo, mientras que las grandes fábricas
belgas eran sitas en Amberes y sus alrededores. Sin embargo, todas ellas se
dedicaban casi con exclusividad a confeccionar puros que imitaban estilos
foráneos de cierto renombre, muy especialmente los cubanos y
filipinos. Italia, en cambio, había generado prototipos que gozaban de reconocimiento por su carácter netamente
itálico, identificables incluso por
ciertos nombres característicos, como Toscano,
Cavour, Minghetti, Chiaravalle, Roma, Sella o Branca.
(2) La disminución de importaciones fue igualmente
aplastante en todos los renglones de materias primas y manufacturas. Los motivos fueron muchos y
obvios (la propia caída del consumo de la población, por ejemplo), pero es
importante destacar un motivo fundamental que paralizó el trabajo de las casas
introductoras durante algunos años: a partir de 1890 y por causa de la
crisis, pasó a ser obligatorio el pago de los derechos de importación en forma
anticipada, de una sola vez, en efectivo y a “valor oro”, que era la equivalencia
de divisas utilizada en aquel tiempo como parámetro internacional, todo ello en
el marco de una inflación y desvalorización de nuestra moneda sin precedentes
hasta entonces.
(3) El consumo toscanero del siglo XX fue desarrollado aquí
mismo en una serie de cuatro entradas subidas a principios de este año baja el
título genérico Cifras Reveladoras.