lunes, 8 de mayo de 2017

Ecos de la gran guerra europea en las marcas argentinas de toscanos

El bloque conocido históricamente como “aliado” no fue similar en las dos grandes guerras del siglo XX. Al respecto, las mayores contradicciones estuvieron encarnadas por Italia y Japón, que pasaron de ser naciones aliadas en la Primera (junto a Francia, Gran Bretaña y USA) a formar parte del llamado eje durante la Segunda, en franca colaboración con Alemania. El caso italiano es particularmente interesante debido a un dato no siempre conocido: su principal enemigo entre 1914 y 1918 fue una “superpotencia” de la época destinada a desaparecer: el Impero Austro Húngaro (1). La rivalidad entre ambos países era de larga data, toda vez que los peninsulares habían logrado reconquistar una importante porción del Véneto y el Friuli como parte del proceso de unificación  nacional culminado hacia 1870. Esas disputas parecían superadas para 1910, pero la chispa encendida en Sarajevo el 18 de junio de 1914 (2) reavivó la vieja llama del odio entre italianos y austríacos, junto con tantas otras.


En semejante contexto, el llamado frente italiano de la Primera Guerra Mundial comprendió casi excluyentemente la parte noreste del país, cuyo relieve accidentado hizo protagonistas a las divisiones alpinas entrenadas para combatir en alta montaña.  El desarrollo de los eventos bélicos puede resumirse en tres etapas, comenzando por las primeras ofensivas italianas que culminaron con la dramática derrota de Isonzo (1915) . La situación se hizo estable hacia 1916 e incluso permitió a las armas de la península obtener algunas victorias. Frente a ello, el ejército alemán acudió en auxilio de los austro húngaros para realizar una ofensiva conjunta y forzar el repliegue italiano hasta el río Piave (1917). No obstante una eventual superioridad estratégica, el desgaste físico y moral iba minando la capacidad militar austríaca y alemana, lo cual no fue desaprovechado por su contraparte. Pocas semanas antes de firmarse el armisticio, las fuerzas de Italia  irrumpieron por toda la región y derrotaron definitivamente al enemigo en la batalla de Vittorio Véneto, librada a lo largo de varios días entre fines de octubre y principios de noviembre de 1918.


Tales sucesos fueron seguidos con extremo interés por la colectividad italiana establecida en nuestro país. Siendo el típico cigarro toscano un producto de amplísimo consumo, tampoco resulta extraña la consecuente correlación entre el conflicto armado  y las marcas del sector. Así sucedió al menos en dos oportunidades que pudimos acreditar fehacientemente gracias a viejas ediciones del siempre útil Boletín Oficial. El primer caso corresponde a Leopoldo Raffo, un fabricante poco documentado en el pasado tabacalero argentino, pero del que al menos sabemos algo: el 12 de marzo de 1915 realizó una primera solicitud para el rótulo A Trieste, apoyada el 19 de noviembre del mismo año con otra presentación donde constan colores y diseño. Por si había alguna duda, en esta segunda ocasión se aclara el carácter de puros toscanos.


Al año siguiente, el manufacturero Adolfo Estapé Amat hizo lo propio con cierta etiqueta  más parecida a un eslogan comercial que una marca propiamente dicha. La misma reza textualmente “fumen toscanos A Goritzia, son los mejores”. Tenemos algunos datos sobre el empresario tabacalero de marras, quien era propietario de La Mulata, una fábrica que funcionó durante las décadas de 1910 y 1920. En ese período acredita dos domicilios en los barrios capitalinos de San Cristóbal y Parque Patricios, a la vez de realizar diversas gestiones para el registro de cigarros y cigarrillos (3).


Ahora bien, ¿cómo sabemos que esas marcas hacían referencia a los episodios del frente italiano en la Primera Guerra Mundial? Porque los indicios al respecto son contundentes, tal cual comprobaremos a continuación. En primer lugar, las ciudades de Trieste y Goritzia (más conocida como Gorizia) estaban situadas en pleno territorio disputado, según puede observarse en el mapa. Si consideramos que ambos eran topónimos, el uso de la preposición “a” cobra claramente el mismo significado de “ir hacia”, con un fuerte ingrediente de avanzar, marchar y acometer. Además, las fechas son perfectamente coincidentes con los progresos y retrocesos experimentados por el ejército italiano: Trieste estaba en la mira de los primeros éxitos de 1915, mientras que Gorizia fue fugazmente conquistada por la fuerzas del general Luigi Cadorna (4) en agosto de 1916. Un último testimonio nos da plena seguridad del sentimiento patriótico de la época: en 1918, el mismo Adolfo Amat tramitó su rótulo Piave junto con la imagen de un soldado defendiendo el río homónimo, que fue frontera bélica durante los meses previos al avance final de las tropas peninsulares.


La guerra en Europa, la colectividad italiana y los toscanos. Tres elementos que alguna vez estuvieron conectados de manera singular, aquí, en la Argentina.

Notas:

(1) El Impero Austro Húngaro, también conocido como Austria-Hungría, fue un estado monárquico creado a mediados del siglo XIX en función de alianzas, tratados y conquistas territoriales que abarcaban prácticamente todo el centro de Europa. Tal cual el nombre sugiere, sus protagonistas eran los reinos de Austria y Hungría, pero el vasto territorio en cuestión contenía asimismo -total o parcialmente-  a las actuales Eslovaquia, República Checa, Croacia, Eslovenia, Polonia, Bosnia Herzegovina, Montenegro, Ucrania, Rumania  y ciertos dominios temporales en el noreste de Italia. Es sencillo imaginar las dificultades administrativas (y de toda índole) que implicaba la tarea gubernativa frente a tamaña multiplicidad de etnias y culturas. Como dato ilustrativo basta el siguiente: aunque sus lenguas oficiales eran el alemán y el húngaro, en el impero existían otros once idiomas activos, sin contar los dialectos regionales.


(2) Que fue el asesinato del Archiduque Francisco Fernando (heredero del trono austro-húngaro) y su esposa a manos de un nacionalista serbio.
(3) Es posible chequearlas en el catálogo de fabricantes del CPCCA:
(4) No vamos a presentar una biografía del general Cadorna, pero vale la pena destacar su curioso caso, ya que el término cadorna se utiliza en la jerga lunfarda argentina para definir algo de baja calidad. Y no es para menos: las sucesivas derrotas sufridas por las fuerzas a su mando en 1917 hicieron que acabara siendo relevado. Su reemplazante fue el ítalo español Armando Díaz, vencedor en Vittorio Véneto. 


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