miércoles, 15 de marzo de 2017

Sesenta años en una degustación: Avanti 1957 vs Avanti 2017

A pesar de ser una típica frase hecha, no puedo dejar de pensar en aquello de “el tiempo pasa volando” cuando rememoro nuestra primera degustación de toscanos, realizada a comienzos de 2012 y  publicada pocos meses después en Consumos del Ayer, dado que este blog aún no había nacido. Los prototipos elegidos fueron unos legendarios Avanti fechados a finales de la década de 1950 en base a una serie de evidencias incontrovertibles largamente explicadas en esa oportunidad  (1). Luego de fumar aquel ejemplar dividido en dos ammezzatos (nuestro amigo y conocedor Enrique Devito nos acompañó entonces) no pasó demasiado tiempo hasta que terminé por completo el sexagenario paquete, y tampoco transcurrió mucho más para volver a encontrar y adquirir, por los mismos medios, otro artículo idéntico  en términos de marca, época y estado de conservación.


Así las cosas, me pareció interesante realizar un nuevo ejercicio de cata comparativa teniendo en cuenta la preponderancia que últimamente ha tenido la CIBA para nuestro blog . En efecto, al revisar los ejes temáticos de las últimas entradas se advierte fácilmente que Avanti nos dio mucha tela para cortar, y no es para menos: fue la factoría argentina de toscanos más grande de su tiempo, hasta el punto de inclinar la balanza “nacionales vs importados” en favor de los primeros, y todo eso a pocos años de su inauguración. Su fama marcaria acompañó al producto genérico de manera tan estrecha que decir Avanti  era equivalente a decir toscanos (2). La escudería de marras, por lo tanto, se sitúa a la cabeza de todas sus similares en la historia de los cigarros italianos elaborados en Argentina, e incluso continúa vigente. De hecho, el abandono del negocio tabacalero por parte de la CIBA  no implicó la desaparición de la marca, que en los años posteriores a 1971 continuó siendo elaborada por diversas firmas, entre las cuales se cuentan E.M.A.T.E.C, Tabacalera Sudamericana y Tabacalera Sarandí, su fabricante actual. Todo esto lo hemos dicho y analizado más de una vez, pero ahora viene muy al caso.


Entonces, tenemos de nuevo un legítimo Avanti elaborado en la planta de Villa Urquiza durante el período 1956 -1958 (eso es seguro),  motivo que nos hace elegir la fecha intermedia de 1957 como estimación más aproximada. Pero, ¿con qué compararlo? Sin dudas, con su equivalente de nuestro tiempo, es decir, con un Avanti de los que hoy se pueden adquirir en cualquier tabaquería o kiosco bien surtido de nuestro país. Recordemos que no hace mucho confrontamos las bondades de las etiquetas Avanti y Luchador como únicas exponentes actuales del toscano nacional. En este caso no se trata de comparar marcas, sino épocas. Si fuera una cata de vinos hablaríamos de  degustación vertical (muy modesta, con sólo dos años para cotejar), pero creo que a esta altura se entiende bien lo poco frecuente que resultan este tipo de ejercicios en un derivado del tabaco que -a diferencia del vino- casi nadie acostumbra guardar con propósitos de añejamiento y evolución positiva.


El medio toscano 1957 proviene de un paquete de papel conteniendo dos unidades enteras, muy  típico de la época, mientras que la versión 2017 corresponde a la no menos tradicional “bolsita” plástica de cinco unidades. A los efectos de cotejar cosas mínimamente equivalentes, compré el paquete nuevo hace unos meses y lo dejé estacionar con el propósito de obtener grados de sequedad similares. Adicionalmente, seleccioné el más oscuro de los cigarros a fin de que las similitudes se extendieran a la conformación visual, puesto que los toscanos antiguos tienen invariablemente esa característica, quizás por el secado a fuego que ya no se practica, quizás por el tabaco más madurado, o seguramente por un poco de ambas cosas. Sabemos bien que el modelo 1957 está confeccionado mayoritariamente con Kentucky misionero y algunos tabacos criollos del mismo origen. Nuestro conocimiento del 2017 es mucho menor, aunque existen indicios de que en él se utiliza materia prima sumamente variada por tipo y origen, incluyendo despuntes de otros cigarros de mayor valía. Bien, yendo al examen propiamente dicho, empezamos por el 2017 y descubrimos un puro profundo y aromático, de interesante amplitud y calidad de aromas, en el marco de un tiraje excelente (ni muy suelto ni muy comprimido) y parejo. El veterano módulo 1957, como suele ocurrir en los cigarros añejos, se mostró decididamente  mineral, con el rasgo terroso del tabaco Kentucly sumado a cierto tono de hongos propio de los años. Considerando la dificultad para expresarlo con palabras, podemos decir que el toscano de los viejos tiempos tiene algo distinto, superador, quizás en la textura del humo, cremosa y plena. Su sabor no es más fuerte pero sí más firme, más robusto, más lleno, más íntegro, más duradero.  No obstante y pese a ello, es justo reconocer que el espécimen moderno soportó la ceremonia con mucha altura y se mostró como un honorable sucesor de su primo longevo.


Finalmente se plantea un interrogante histórico. Si hay variaciones bien perceptibles entre un Avanti actual y uno de hace seis décadas, ¿cómo sería esa diferencia si pudiéramos hacer lo propio con los prototipos que se elaboraban hace ochenta o cien años? No tenemos dudas de que descubriríamos nuevos matices, puesto que hubo significativos cambios de elaboración en las distintas etapas de la empresa a lo largo de su existencia, que se prolongó desde 1902 hasta 1971. Por mencionar una sola, y no menor, tenemos el uso de Kentucky importado de USA hasta 1948. Pero no nos quejamos: lo bueno es que logramos evaluar dos épocas bastante alejadas entre sí, tal cual  nuestra intención original. Y, quien sabe, tal vez algún día tengamos la oportunidad de remontarnos aún más en el laberinto del tiempo.


Notas:

(1) Para el que guste revisarlo, el  link a dicha entrada es el siguiente:        http://consumosdelayer.blogspot.com.ar/2012/05/los-ultimos-avanti-de-la-ciba-cronica.html   
(2) El autor de este blog escuchó innumerables ejemplos de ello en boca de su padre y de muchas otras personas, pero el  fenómeno tiene ejemplos aún más categóricos dentro de la cultura popular. Verbigracia, la famosa obra de teatro Los muchachos de antes fumaban Avanti (sainete en tres cuadros) de Luis Rodríguez Acassuso, estrenada hacia 1929.



2 comentarios:

  1. Fantástica degustación comparativa! ¿Existirá alguna forma de averiguar el tipo de tabaco que se utiliza hoy para fabricar los toscanos argentinos así como el tipo de curado y el tiempo de estacionamiento? Es una lástima que los paquetes o bolsitas tanto de Avanti como de Luchador no contengan ninguna información al respecto. El el caso de los Luchador solo se informa que están hechos a mano y ni siquiera se dice que son long filler!

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  2. Hace algunos años, Luchador utilizaba 100% Burley de Tucumán, pero eso pudo haber cambiado. Según creo, y por lo que me han dicho, las dos fábricas de toscanos actuales van comprando sus partidas de acuerdo a lo que consiguen en el momento, ya que el mejor tabaco se exporta. Luchador seca sus toscanos en una habitación con una estufa eléctrica, y supongo que Tabacalera Sarandí hará algo parecido. El estacionamiento posterior es mínimo.

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