martes, 17 de enero de 2017

Cifras reveladoras II: tiempo de cambios

El cuadro estadístico expuesto en la entrada pasada ofrece un dato llamativo: la disminución de 1914 luego del repunte sostenido durante varios años, tanto en lo que hace a toscanos importados como nacionales. ¿Pudo haber sido el inicio de la Primera Guerra Mundial la causa de ese descenso? No caben dudas de que el gran conflicto bélico tuvo mucho que ver. Desde el punto de vista de los cigarros manufacturados en Italia, las razones son obvias: dificultades para atender los compromisos del comercio internacional, vuelco de las industrias hacia la fabricación de pertrechos militares y escasez de mano de obra por el reclutamiento masivo de hombres. Por su parte, la caída en la confección y el consumo de  ejemplares nacionales obedece posiblemente a motivos menos directos pero igualmente comprobables, como la crisis económica global experimentada en aquel tiempo. Una cifra de carácter interno es bastante ilustrativa: entre 1914 y 1918, el poder adquisitivo de los salarios argentinos descendió un 38,2 por ciento (1).


Los guarismos posteriores de la importación continúan marcando la tendencia, ya que los casi noventa y cuatro millones y medio de toscanos arribados a nuestros puertos en 1914 pasan a ser 83.280.000 en 1915, 53.648.000 en 1916 y 39.198.945 en 1917. Concluida la guerra y superadas sus distorsiones más severas, la nueva década arrancó en franco repunte, comenzando con 53.200.000 de unidades en 1921 y continuando hasta el final del decenio, cuando las cifras volvieron a mostrarse tan destacadas y dinámicas como veinte años antes: 68.111.466 en 1926, 86.511.730 en 1927 y 106.090.000 en 1928. No obstante, esta segunda “era dorada” del vero sigaro tuvo su término muy pronto a consecuencia de la bien conocida depresión de 1930. Para empeorar el panorama, Italia vivía entonces un momento de graves agitaciones políticas, conflictos sociales, huelgas masivas y paralización productiva. Aquellos embarques que alguna vez llegaron a superar el centenar de millones anuales se derrumbaron prontamente: para 1939 alcanzaron apenas 11.453.073 y en 1940 sólo fueron  9.355.000 unidades. El informe de este último año destaca los problemas originados por la “situación internacional”, y no era para menos:  comenzaba en Europa otra guerra devastadora.


Y ese sería, de hecho, el último ingreso de cigarros italianos genuinos a nuestro país por muchísimo tiempo. Al año siguiente (1941) el informe que nos ocupa fue tan contundente e inequívoco como siempre: “no se ha registrado importación de cigarros toscanos y similares (italianos)”. Cierta vez hicimos una entrada sobre el tema, afirmando que la Segunda Guerra Mundial acabó con los toscanos de la península, aunque sin tener la fecha exacta de interrupción (2). Ahora lo sabemos con certeza absoluta: fue en 1941, coincidentemente con el endurecimiento de la refriega (3).


Desde ya queda claro que semejante ausencia fue entera y rápidamente compensada por la confección vernácula, aunque el origen del proceso es cronológicamente anterior. Más allá del hito de 1912, cuando los toscanos nacionales superaron por primera vez (y para siempre) a los importados, consideramos que la consolidación definitiva de la industria nacional comenzó a gestarse a principios de los años treinta. Varios sucesos reseñados por este blog permiten afirmarlo así, especialmente aquellos relacionados con las dos mayores fábricas del ramo: Avanti y SATI. La primera, como vimos hace muy poco, se encontraba mejorando sus cultivos misioneros de tabaco Kentucky y estaba próxima a abrir dos nuevas plantas de elaboración. La SATI, por su lado, había inaugurado una enorme factoría en 1933 y para comienzos de los años cuarenta lograba su plenitud productiva, tanto en lo que hace a los toscanos Regia Italiana como a sus famosas marcas de cigarrillos Macedonia y Broadway. El año 1945 la Memoria del Departamento de Hacienda registra un récord en la producción y consumo de toscanos, para entonces 100% argentinos: nada menos que 347.145.600 ejemplares, correspondientes a 60.113.143 de paquetes de 2, 4 y 5 unidades y 84.585.976 cigarros sueltos (4).


Pero claro, todo tiene un final. Así como años antes se había terminado el tiempo de los pequeños talleres y los cigarreros artesanales, también le iba a llegar su hora póstuma a las mega manufacturas de toscanos. Y todo por el más evidente de los motivos: la disminución del consumo. En eso nos vamos a enfocar la próxima…


                                                          CONTINUARÁ…

Notas:

(1) Los conflictos de la Argentina próspera. Félix Luna, 2003.
(2) Fue el 12/11/2014 en la entrada “La guerra que terminó con los toscanos genuinos importados de Italia” http://traslashuellasdeltoscano.blogspot.com.ar/2014/11/la-guerra-que-termino-con-los-toscanos.html 
(3) Ese año se produjeron dos hechos cruciales:  la invasión a la U.R.S.S. por parte de Alemania (22 de junio)  y el ingreso de Estados Unidos a la guerra tras el ataque japonés a Pearl Harbor (7 de diciembre).
(4) Promediando los años treinta hicieron su aparición los toscanos empaquetados, tanto enteros como amezzatos. Hasta entonces, el sistema de comercialización minorista sólo se efectuaba al modo entero y “suelto”, fraccionando directamente las cajas de fábrica que contenían 50 o más unidades. Si el cliente lo deseaba podía cortar su toscano al medio en la misma cigarrería, que contaba con las otrora célebres guillotinas diseñadas para tal fin (ver foto). Desde la aparición de los impuestos internos en 1895 cada cigarro llevaba una estampilla fiscal, pero eso se volvió engorroso e innecesario en el caso de los paquetes, que pasaron a pagar y exhibir  una estampilla única de acuerdo a su contenido. Por ese motivo la Memoria los registraba separadamente, costumbre que se extendió por muchos años. En distintos períodos existieron paquetes de papel  y cajitas de cartón de 2, 3, 4, 5 y 10 cigarros toscanos. Por supuesto, el único método para convertir  paquetes en unidades consiste en multiplicar la cantidad de envases expendidos por su contenido, caso por caso y año por año.


martes, 3 de enero de 2017

Cifras reveladoras I: la edad de oro

En su destacado carácter de fuente de ingresos para las arcas del estado, el tabaco estuvo bajo la lupa de las autoridades impositivas argentinas desde finales del siglo XIX. A los propósitos que nos interesan aquí, distintos compendios de información oficial (en general, registros aduaneros) fueron dando cuenta del crecimiento paulatino en el consumo de cigarros italianos a partir de su primer arribo al país, en 1861. La producción nacional de dicho rubro, iniciada veinte años después, resultó numéricamente poco significativa durante bastante tiempo, pero hacia 1900 era evidente que su relevancia había crecido de modo formidable. Fue así que un antiguo informe de tinte económico – tributario comenzó a ocuparse del tema en los primeros años de la nueva centuria. Se trata de la llamada Memoria del Departamento de Hacienda, cuyas viejas ediciones nos han servido para obtener y analizar una completa y meticulosa data de importación, producción y comercialización de puros toscanos desde 1905 hasta 1976  (1).


Tal cúmulo de referencias estadísticas será analizado a lo largo de cuatro entradas (dos en enero y dos en febrero) que se inician ahora mismo. Las tres primeras van a estar enfocadas en sendos ciclos esenciales para el devenir toscanero patrio, mientras que  la última tendrá un propósito de resumen general explicativo. Iniciamos hoy con lo acontecido por los tiempos del centenario (la edad de oro), en la segunda tomaremos conocimiento de los sucesos coetáneos a la Segunda Guerra Mundial (tiempo de cambios), en la tercera haremos un análisis de los años decadentes para el producto que nos convoca (el ocaso), y en la cuarta vamos a puntualizar las razones que nos llevan a designar cada período de la manera en que lo hacemos (toscanos per cápita). Ubiquémonos entonces al comienzo histórico de nuestra secuencia.


Desde 1861 hasta 1904, tal cual lo antedicho, las únicas cifras sobre dispendio de cigarros italianos fueron aquellas provistas por la Aduana de Buenos Aires. Algo muy lógico, ya que el acceso a semejantes productos estuvo monopolizado por la importación  durante dos décadas, mientras que la manufactura nacional, iniciada tímidamente hacia 1881, creció de modo muy lento hasta las postrimerías decimonónicas. No obstante, el advenimiento del nuevo siglo trajo consigo una avalancha en el interés por esos potentes puros de impronta mediterránea (2) con el consecuente y marcado aumento en su trascendencia porcentual para los guarismos industriales tabacaleros y las intenciones recaudatorias del fisco. Ya en 1905 se los comienza a mencionar de manera explícita, con números de la importación que van reflejando aumentos sostenidos, más allá de algún vaivén temporal: 70.622.365 unidades en 1905, 82.745.760 en 1906, 101.470.698 en 1907 y 96.370.000 en 1908. Pero en 1909 leemos algo inédito hasta entonces, tal vez la cita pionera de carácter oficial sobre el toscano de confección argentina. En efecto, los considerandos del director de la repartición incluyen una referencia respecto a que “la industria nacional comienza a elaborar en cantidades dignas de consideración los cigarros denominados toscanos.” (3)


Tamaña elocuencia se incrementa al año siguiente como explicación de una leve baja importadora. Así, el funcionario señala que la misma “ha sido ampliamente compensada por la producción nacional.”.


Si acaso hacía falta más énfasis, lo tenemos en 1911. “En cuanto a los cigarros tipo toscano de producción nacional, siguen desalojando a los de procedencia extranjera”, asegura la reseña, y luego sustenta el argumento con los números correspondientes.


La conclusión de este “cabeza a cabeza” entre nacionales y extranjeros llega en 1912, dándonos además una certeza absoluta sobre cierto punto que tratamos hace tiempo (4): el año preciso en que la manufactura argentina superó numéricamente a la importación. La frase respectiva no requiere comentarios adicionales: “el tipo de los cigarros de producción nacional preponderante es el italiano, habiendo desalojado al similar importado.”


Mediante las unidades comercializadas de uno y otro origen, el siguiente cuadro expone una visión más clara sobre el desarrollo del fenómeno  entre 1909 y 1914. Vale decir que la tendencia resultó irreversible, dado que a partir de 1912 los importados perdieron el protagonismo en forma definitiva (5).

AÑO                 IMPORTACION           ELABORACIÓN

1909                  108.870.000                     68.168.444     
1910                  105.280.000                     99.998.257
1911                  110.910.000                   108.653.532
1912                  106.510.000                   115.799.130
1913                  108.850.000                   136.625.285
1914                    94.465.000                   122.457.316

Independientemente de la “guerra” entre importadores y fabricantes para ganar el mercado, no podemos dejar de advertir la magnitud de los guarismos, que promediando el decenio alcanzan la pasmosa cifra de más de doscientos millones de ejemplares consumidos anualmente en todo el territorio de la república. Entonces… ¿cómo siguió la cosa? Eso lo veremos en la próxima entrada, muy pronto.


                                                             CONTINUARÁ…              

Notas:

(1) Lamentablemente hay numerosos períodos faltantes, que por suerte no corresponden a ninguna de las fechas claves que iremos marcando a lo largo de la serie. Los mayores “agujeros” informativos se sitúan en las décadas de 1920, 1940 (segunda mitad) y 1950.
(2) En los primeros años, la Memoria utiliza indistintamente los rótulos cigarros italianos, cigarros tipo italiano, cigarros tipo toscano  o cigarros toscanos, incluyendo alguna mención ocasional del Cavour. Un par de décadas después sólo se habla de toscanos, lo que indica la desaparición paulatina de los demás módulos peninsulares, en especial Cavour y Brissago, y en menor medida otros prototipos  que pisaron estas tierras esporádicamente, como Napolitano, Minghetti y Branca.
(3) Sin dudas, la puesta en funcionamiento de la gigantesca fábrica Avanti entre 1902 y 1904 resultó el principal motivo de crecimiento para la industria local.
(4) Fue en la entrada que subimos con fecha 1/8/2015: http://traslashuellasdeltoscano.blogspot.com.ar/2015/08/hace-cien-anos-se-producia-un-hito-en.html
(5) Se observará que, en algunos casos, hay diferencias sustanciales entre lo que dicen las imágenes y las cifras del cuadro. Ello se debe a que la Memoria solía hacer correcciones de un año al otro. Por ejemplo, en 1912 el informe habla de una elaboración nacional de 111.976.537, mientras que el cuadro expone 115.799.130. ¿Motivos? Este último número se menciona en 1913 como elaboración de 1912. En tales casos opto siempre por la cifra publicada más tarde, ya que supongo que el ministerio necesitaba cierto tiempo para"ajustar" los guarismos.