domingo, 18 de diciembre de 2016

Algunas precisiones sobre la CIBA y su fábrica Avanti II

El primer dato de interés histórico que nos brinda el valioso texto reseñado en la entrada anterior consiste en la conformación accionaria original de la Compañía Introductora de Buenos Aires. Sabemos ahora que todo  su capital provino de la reconocida empresa William Paats, Roche y Cía, lo cual indica un idéntico grupo de inversores controlando ambas sociedades . El punto es doblemente sugestivo si tenemos en cuenta que esta última firma fue importadora de los legítimos toscanos italianos hasta 1903, o sea, el mismo año en que decidió levantar la fábrica Avanti. Si buscamos explicaciones, es muy lógico asignarle al nuevo emprendimiento un propósito basado en las inmejorables perspectivas que presentaba el mercado vernáculo, puesto que para ese entonces los toscanos carecían de rival en materia de cigarros puros y su demanda se acrecentaba progresivamente. Más difícil resulta saber por qué esa misma casa cesó casi de  inmediato la importación de los ejemplares peninsulares genuinos (1) o, mejor aún, cuál de las dos partes involucradas resolvió finalizar el contrato respectivo, celebrado algunos años antes. ¿Fue la firma argentina, atenta a la mayor rentabilidad de una manufactura local, o fueron los italianos, advertidos de que su importador exclusivo en Argentina se disponía a “falsificar” el emblemático producto, iniciando así una especie de competencia desleal? La respuesta tiene aún más opciones (2) y el hallazgo de evidencias aclaratorias no resulta técnicamente imposible (tal vez quedaron registros en documentos oficiales italianos de la época), aunque sólo el tiempo dirá si algún día podremos encontrarlas.


La mención de cifras inequívocas sobre el volumen productivo de los primeros años sirve para confirmar ciertos postulados largamente sostenidos por este blog, aunque nunca avalados en forma documental. Ya estamos en condiciones de ratificarlos fehacientemente: al poco tiempo de su apertura, Avanti era la fábrica de toscanos más grande del país y su producción abastecía (por sí sola) el mayor porcentaje del mercado. Considerando la referencia de los ocho millones y medio de puros mensuales confeccionados en 1916, es decir, 102.000.000 al año, no quedan dudas al respecto: las estadísticas de esa época señalan una producción  toscanera argentina cercana a 150.000.000 de unidades. En función de ello, prácticamente dos tercios de los toscanos fabricados en nuestro territorio eran obra de la CIBA. Ya que tales guarismos porcentuales no se modificaron sustancialmente con el correr de las décadas (3) (4),  podemos sentenciar que Avanti siguió siendo el cigarro nacional más vendido por el siguiente medio siglo.


El crecimiento que experimentó la empresa a partir  de los años cuarenta queda demostrado por la adquisición de la fábrica de B Yoldi en 1944, y por el emplazamiento de otras dos plantas complementarias en San Luis y Posadas hacia 1946. La primera tuvo una duración acotada (solamente hasta 1962), mientras que la segunda acabó convirtiéndose en la fábrica principal una vez que el imponente edificio del barrio de Villa Urquiza fue desafectado de las labores industriales, en 1958. Sin embargo, éste continuó en poder de la CIBA al menos por diez años más, según consta en un comunicado de tipo legal publicado por el Boletín Oficial a finales de 1967. Allí comprobamos la existencia física de las dos propiedades aún en poder de la firma, la de Posadas como fábrica y la de Buenos Aires como depósito. Al texto en cuestión (arriba) añadí (abajo) la única imagen que pude hallar de los galpones misioneros (ya abandonados), así como el consabido pero siempre ilustrativo dueto de paquetes indicando domicilios pre y post mudanza de la manufactura.


Un último tema de enorme interés para nuestras finalidades investigativas es aquel relativo a las plantaciones. Sabíamos algo acerca de los cultivos experimentales de la variedad Kentucky en las primeras décadas del siglo XX, pero ahora también avalamos esa información con un panorama completo del desarrollo tabacalero de campo que caracterizó a la CIBA durante mucho tiempo. Los primeros resultados satisfactorios datan de 1929, por lo cual podemos deducir que el Kentucky empezó a ser utilizado masivamente a partir de 1930, conforme aumentaba la cantidad de fincas dispuestas para tal fin. El mapa al costado de este párrafo (hacer click para ampliar) muestra la ubicación de las localidades mencionadas en el libro que nos ocupa, numéricamente dispuestas según su orden textual de aparición: MonteCarlo, Puerto Rico, Wanda, Lanusse, Oberá, Cerro Azul y Campo Grande. En los decenios de 1930 y 1940, buena parte de esa materia prima viajaba hasta la factoría porteña por vía fluvial, luego del embarque en varios puertos del Paraná, especialmente el de Posadas (5). Un dato final es muy valioso: la última importación de Kentucky norteamericano se realizó en 1948, lo que nos dice dos cosas: que a partir de entonces los Avanti fueron hechos 100% con tabaco nacional, y que antes de eso tenían materia prima de USA en su interior, lo cual no sabíamos hasta ahora.


Hay casi infinitas ramificaciones temáticas para seguir analizando, pero ya llegará el momento de hacerlo. Por lo pronto, tenemos un conocimiento mucho mayor sobre el rótulo de toscanos argentinos más célebre de la historia.

Notas:

(1) Recordemos que en 1904 la importación de toscanos legítimos pasó a manos de Roberto de Sanna y la empresa Bunge y Born, el primero como “representante” y la segunda como introductora propiamente dicha.
(2) Los casos señalados se basan en la hipótesis de que los argentinos actuaron primero desencadenando la ruptura, pero los hechos no tuvieron que ser necesariamente así. Por ejemplo, es también factible que Italia haya decidido terminar el contrato por otros motivos, y que W Paats, Roche y Cía resolviera -posterior y consecuentemente- continuar en el negocio mediante el emplazamiento de una fábrica propia.
(3) En realidad, la aparición de la SATI con sus Regia Italiana implicó una competencia importante sin llegar a comprometer el sólido liderazgo de Avanti. Por otro lado, su existencia histórica fue bastante fugaz, ya que sólo se mantuvo durante veinticinco años, desde 1933 hasta 1958.
(4) Durante enero y febrero de 2017 vamos a “hilar fino” sobre estadísticas tabacaleras del siglo XX (desde 1905 hasta 1976), gracias al hallazgo de cifras oficiales y contundentes.
(5) Así lo señalan algunos testimonios que hemos visto oportunamente.