lunes, 1 de febrero de 2016

Dos centenarias joyas fotográficas sobre la fábrica de Campana

El 4 de enero de 2013, apenas tres días después de haber iniciado este blog, subimos una entrada relativa a la fábrica de toscanos que funcionó en la ciudad bonaerense de Campana durante  el  segundo  decenio  del  siglo XX.   El  establecimiento,  llamado Resistencia en sus comienzos, supo pertenecer a los socios fundadores Pilade Stecchi, Francisco Barbero y Luis Comelli, quienes iniciaron las actividades mediante un contrato celebrado el 25 de mayo de 1911. Gracias a una extensa investigación realizada por un habitante de esa ciudad  (1)  y publicada en el diario La Auténtica Defensa,  logramos acceder a numerosos datos históricos sobre las características y el funcionamiento de tan notable factoría.  Más  adelante, independientemente de esta primera fuente,  pudimos ubicar una solicitud para el registro de la marca Solferino, creada por los socios Barbero y Comelli cuando Stecchi decidió retirarse de la sociedad,  en  1913,  ya que el rótulo Resistencia era de su propiedad.


No hubo más novedades al respecto hasta hace pocos días, pero un vistazo a la fuentes del tráfico que recibe nuestro espacio virtual me llevó a cierta página de Facebook que se denomina Historia de Campana (2). Y allí encontré dos joyas gráficas que responden muchos de los interrogantes hasta ahora pendientes.  La primera fotografía, que reproducimos a continuación, muestra el frente de la fábrica en su emplazamiento coincidente con la esquina de las calles Mitre y Castelli de esa ciudad (3).  La  parte visible de las leyendas sobre el frente del edificio indica de manera bastante manifiesta las palabras TOSCANOS RESISTENCIA, lo cual despeja cualquier duda sobre la autenticidad de los documentos.  El numeroso grupo que posa ante el fotógrafo,  de abrumadora mayoría femenina,  parece estar compuesto por empleadas  y/u  operarias retratadas en forma previa o posterior a su horario laboral, ya que visten ropas de calle en todos los casos.


Y si quedaba algún espacio para la incertidumbre, la segunda imagen no solamente termina de aclarar por completo la situación , sino que además constituye uno de los vestigios visuales más notables sobre la antigua industria toscanera argentina que he logrado ver hasta el día de hoy. En ella apreciamos una espaciosa sala donde alrededor de cuarenta mujeres se encargan de confeccionar los toscanos en sintonía con el  típico método artesanal , insustituible en esa época. Sin embargo, una mirada detallada da cuenta de muchas otras cosas, empezando por la niña que está en el “pasillo” del medio sosteniendo una jarra de color claro, similar al  de las tazas dispuestas en cada uno de los pupitres. ¿La explicación? Desde luego que no tengo la certeza plena, pero lo más lógico indicaría que se trata de sendos recipientes llenos de la goma vegetal líquida utilizada para pegar las hojas que cubrían los cigarros. La niña, por lo visto, sería la encargada de reponer constantemente el material en las tazas de sus compañeras ubicadas sobre los márgenes internos de la hileras (4).


También vemos cajones de madera colocados en el piso junto a las dos trabajadoras sentadas en primer término, quienes parecen realizar el control de calidad que precede a la colocación de las piezas en dichos cubículos.  En  principio,  ateniéndonos a todos los registros disponibles sobre el proceso de producción tradicional, no debemos pensar que éstos eran depositarios finales del producto, sino contenedores provisorios para llevar los toscanos  aún  frescos  y  húmedos a las estufas de leña que completaban  la  fase  del secado y el estacionamiento. Finalmente nos preguntamos si entre los masculinos adultos parados en ambos flancos no estarán los mismísimos Stecchi, Barbero y Comelli. Dado el carácter formal y documental que aparenta tener la toma, la presencia de los dueños de la empresa es una posibilidad bastante lógica.


Ya lo habíamos dicho: en los años de oro de la actividad, nuestro país llegó a contar con una cantidad de firmas dedicadas a la elaboración de toscanos cuyo número exacto aún desconocemos, pero que cada día nos resulta mayor. Y en esa lista no sólo se encuentran las  grandes  y conocidas,  sino también decenas de fábricas pequeñas, talleres minúsculos  y  cigarrerías minoristas con elaboración propia,  muchas  de  ellas (quizás la mayoría) establecidas en pueblos y ciudades del interior.  Miguel Campins en Tucumán,  Emilia de Forte en Rafaela, La Honradez en Colón (ER), Peirano Hermanos en San Nicolás  y  la propia Resistencia de Campana, son algunas de ellas. ¿Seguiremos corriéndole el nebuloso velo del tiempo a otros establecimientos? Siempre confiamos en ello, porque sabemos que las fotos, los documentos y los testimonios están allí, en alguna parte.  Sólo  hace  falta  sondear, investigar y estar atento. Y para eso estamos nosotros en Tras las huellas del Toscano.


Notas:

(1) El señor Ángel García.
(3) Inicialmente habíamos tomado como domicilio un probable anexo de la librería El Progreso, de Luis Comelli (Rivadavia 140), según lo sugerido por el autor del artículo.
(4) Las operarias sentadas del lado de la pared no cuentan con tazas entre sus utensilios de trabajo, ya que parecen estar efectuando un tipo de tarea diferente.

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