martes, 25 de febrero de 2014

La suerte de Avanti después de la CIBA

El traslado de las actividades tabacaleras de la Compañía Introductora de Buenos Aires desde el tradicional inmueble de Villa Urquiza hasta su nueva factoría misionera de Posadas, completado en 1958,  marcó una verdadera bisagra  en  la historia del cigarro toscano argentino. La planta norteña venía funcionando desde algunos años antes en  paralelo  con  su hermana de la Capital Federal, pero es evidente que el cierre de esta última determinó el inicio de una lenta debacle en el ánimo de la empresa por  mantener  la  continuidad  de  su manufactura  iniciada a comienzos del siglo XX. Estos tiempos de  cambio quedaron  reflejados  en  los  paquetes  del renombrado  producto,  ya  que  a  fines de la década del cincuenta llegaron a convivir simultáneamente (por un corto tiempo) ejemplares con el antiguo domicilio de Guanacache 5621, Buenos Aires,  y otros indicativos de la nueva localización del establecimiento en  Av. Roque Pérez 391, Posadas. Las imágenes que siguen corresponden a sendos paquetes de dos unidades fechados hacia 1959/60.











Hemos  apuntado  en  numerosas  ocasiones  que  la  época señalada forma parte del ocaso del cigarro toscano en todo el mundo,  producido  por  un  fuerte  cambio  en  los  hábitos de consumo. Fumar puros en general, y toscanos en particular, era visto como un anacronismo,  como  una  costumbre  propia  de personas de edad avanzada. Lamentablemente, esa mirada tan negativa  se  correspondía  perfectamente  con  la  realidad, mientras  la  última  generación  de  los  viejos fumadores de toscanos  iba  desapareciendo  y  el  artículo  que nos ocupa contaba con una masa de consumidores en franca disminución. Semejante tendencia llegó a un punto crítico en 1971, cuando la CIBA tomó la decisión de abandonar definitivamente el negocio del tabaco. Pero no terminó allí la historia de la marca ni del producto, que logró subsistir hasta nuestros días. Precisamente, esta entrada pretende dar a conocer muy brevemente la historia de las tres firmas que  controlaron  la fabricación y comercialización de los toscanos Avanti desde entonces hasta la actualidad.


La primera de ellas fue EMATEC  (Empresa  Misionera  de  Acopio  de  Tabacos  y Elaboración de Cigarros), que se hizo cargo del emprendimiento en 1972 mediante la compra de las marcas, las plantaciones, los acopios y la fábrica de Posadas. Con todo, pocas personas deben haber notado grandes cambios en aquel entonces, puesto que la novel conducción  no  implementó ninguna política renovadora.  Tan  es  así  que  se mantuvieron inalterados los envases históricos, como lo demuestra la siguiente caja de 4 medios toscanos (circa 1975), en la que prácticamente se conservan los mismos colores, logotipos  y tipografías que identificaron al artículo durante los decenios anteriores, con excepción de la leyenda EMATEC.


Pero los nuevos propietarios  no consiguieron  revertir la declinación  que se verificaba desde mucho tiempo atrás.  Finalizando los setenta,  EMATEC enfrentaba una fuerte deuda con el Banco de la Provincia de Misiones y la empresa debió pasar a manos del estado  nacional, sin que  ello  afectara  visiblemente  la  producción  de  los  cigarros. Encontramos al respecto una interesante referencia: en 1983 se intentó vender el total de los activos llamando a licitación pública, a pesar de que una tentativa similar realizada apenas tres años antes había fracasado por falta de oferentes (1). Finalmente, la planta de Posadas cerró, dando fin a más de treinta años de actividad (2). Por las grandes ciudades del país hubo un prolongado período de desabastecimiento y muchos fumadores debieron recurrir a las pocas opciones asequibles en esos años (3).


A mediados de los ochenta, la marca volvió a vivir al ser adquirida   y   explotada   por   Tabacalera Sudamericana, que no pudo con ella mucho tiempo, dado que cerró sus puertas en 1992.   Casi de inmediato,  Avanti pasó a manos de sus últimos dueños, quienes todavía conservan el rótulo en el mercado. Se trata de la Tabacalera Sarandí, que ofrece el producto bajo tres presentaciones: los toscanos enteros  Avanti  y los medios toscanos Caburitos y Puntanitos, todos ellos en envases plásticos de cinco unidades. Desde luego, el antiguo perfil aromático y gustativo  ha desaparecido: los toscanos de la Tabacalera Sarandí son confeccionados a máquina utilizando  un  mix  de  tabacos  que  incluye orígenes bastante diversos, como la provincia de Corrientes y el Paraguay, y se lanzan a la venta muy frescos, con un alto grado de humedad . Sin embargo,  en el siglo XXI, constituyen  una de las dos únicas alternativas al alcance del fumador argentino para degustar un toscano hecho en su país (4).

Notas:

(1) Boletín Oficial del 10/4/80.
(2) También cesaron su actividad muchos galpones de acopio que existían desde los tiempos de la CIBA en Eldorado, Wanda y otras localidades del Alto Paraná Misionero.
(3) Entre ellas podemos citar Génova y Fundador (de la manufactura rosarina Fernández y Sust, desaparecida en 1985), así como Luchador, de la familia Zenobi, única empresa argentina vigente con casi cien años de actividad ininterrumpida en el ramo.
(4) Desde luego, la otra es Luchador, fábrica que vistamos y de la que hicimos una reseña en este blog.