miércoles, 25 de septiembre de 2013

El dato que tanto buscábamos: la primera importación argentina de cigarros italianos

En este blog hemos hecho referencia frecuente a uno de los mayores interrogantes sobre la historia del cigarro toscano en nuestro país: ¿cuál fue el año de la primera importación desde Italia? Debo decir que  hasta hace poco no tenía muchas esperanzas de encontrar la correspondiente respuesta, ya que para ello consideraba inevitable el trabajo de investigar en los antiguos archivos del Monopolio di Stato, los cuales son asequibles en bibliotecas especializadas y dependencias oficiales italianas. Dicho de otro modo: la solución  iba a llegar el día que contara con el tiempo y los recursos necesarios para viajar hasta aquel país con el propósito de acceder a los registros en cuestión. Con ese  panorama  poco alentador en perspectiva, grande fue la sorpresa al toparme con una información de primer orden, antigua, oficial e irrebatible, y todo ello sin moverme de mi silla ubicada frente a la computadora. Como dice un amigo, San Google fue el principal responsable del venturoso e inesperado descubrimiento.


Fue así que realizando una búsqueda bastante ajena al tema de referencia vine a dar con un antiquísimo volumen titulado “Estadística de la Aduana de Buenos Aires” (1), que consiste en el resumen de todos los movimientos del comercio exterior argentino durante el período 1861-1865.  El compendio es ciertamente extenso (755 páginas),  pero constituye una verdadera joya para quienes nos gusta sondear en esos viejos temas, dado que presenta todos los artículos importados por nuestro país de acuerdo con sus distintos tipos y procedencias. No nos extenderemos ahora sobre la enorme y valiosa información  plasmada en cuanto a alimentos y bebidas (2), sino que haremos hincapié en un rubro específico: el de los “cigarros de hoja”. La observación detallada del informe indica que el comercio tabacalero era sumamente importante y que sus protagonistas eran muy diversos. Italia es uno de los países destacados en productos como aceites, vinos, quesos, papeles y textiles, pero lo bueno es que ya en 1861 se declara un ingreso del ítem cigarros de hoja (puros),  por la cantidad de 220 millares, es decir,  220.000 unidades.  No es mucho si la comparamos con los productos equivalentes  importados de otras naciones en el mismo período anual: 2.632.000 de Paraguay (3), 1.609.000 de Cuba (4), 1.482.000 de Holanda, 1.285.000 de Alemania (5) y 1.053.000 de Brasil, citando sólo las principales.


No obstante, el renglón tabacalero correspondiente a Italia continúa apareciendo en los años siguientes y muestra un aumento paulatino que refleja la buena repercusión obtenida entre su masa de consumidores, compuesta seguramente por miembros de la entonces  incipiente colectividad peninsular radicada en nuestras tierras. Las siguientes son las cantidades de cigarros italianos importados desde 1861 hasta 1865:

1861                                         220.000
1862                                         402.000
1863                                         740.000
1864                                       1.028.000
1865                                       1.267.000

Ahora bien,  a  falta de mayores especificaciones, surge una duda: ¿podemos estar seguros de que el renglón “cigarros de hoja” incluye a los toscanos? Aunque la Italia de 1861 manufacturaba varios tipos de puros, sabemos que los más populares eran el Cavour, el Toscano y el Virginia o Brissago. Tal vez sería suficiente con decir que tengo esa certidumbre, pero siempre me gusta brindar indicios históricos más concretos que mi sola palabra. Hay muchas pruebas documentales para señalar desde 1818, el año en que los cigarros toscanos fueron “descubiertos” (6), pero elijo una que  me parece bastante reveladora por su valor testimonial y su coincidencia con la época de nuestro interés. En la obra Ressegna storica del Risorgimiento, Ricardo Rocca deja constancia del reclamo elevado por los combatientes durante la guerra contra Austria de 1866. Según el autor, la queja fue originada por el hecho de que en la remesa de tabaco enviada por la intendencia del ejército “non vennero spediti sigari Cavour da 5 e 7 centesimi, Virginia e Toscani”. Más claro imposible: los soldados  protestaban por la falta de sus puros favoritos, que no eran sino los tres más populares en ese tiempo. Así, por motivos de lógica elemental, es francamente poco probable que las importaciones argentinas de esa misma década omitieran a los módulos más exitosos y con mejores posibilidades de venta.


Para terminar, cabe preguntarse si no habrán llegado cigarros italianos con anterioridad a 1861. Tal vez, pero de ser así se trató de ingresos ocasionales, en cantidades muy pequeñas  y  en forma totalmente aislada.  Recordemos que  el año 1861 marca el comienzo  de  la unidad italiana  (hasta entonces estaba dividida en varios estados independientes), y que en esa misma fecha se constituyó el estanco del tabaco en todo el reino, junto al control de la promoción, del comercio y de las 14 manufacturas dispersas por el territorio bajo una única administración estatal. Difícilmente se puedan encontrar registros de importaciones anteriores, dado que,  de haber existido,  provendrían de pequeñas naciones carentes de relación comercial con nuestro país. Por eso y por todo lo visto, bien podemos tomar a la de 1861 como la primera importación  local de cigarros italianos, que dio inicio a la historia del toscano en la Argentina.


 Notas:

(1) Como no tengo mucha confianza en la durabilidad de los links generados a partir de búsquedas, prefiero ofrecer aquí la frase exacta para realizar el sondeo que va directo al libro, en caso de que alguien esté interesado. Debe buscarse del siguiente modo: “Estadística de la advana de Buenos Aires”, siempre entre comillas y con la palabra advana textual, con v.
(2) Oportunamente le vamos a dedicar varias entradas en el blog Consumos del Ayer.
(3) Paraguay es el único de los países cuyo número de cigarros no se asentó en unidades sino en arrobas, la antigua unidad de medida que aquí correspondía a unos 12 kilos. Igualmente plasmé el número en unidades, haciendo la cuenta de las arrobas multiplicadas por 12 (para pasarlas a kilos), y luego por 200, que es la cantidad aproximada de cigarros que contiene un kilogramo de tabaco.
(4) Correspondiente al año 1862.
(5) En el siglo XIX Alemania era una potencia productora de puros con base en las ciudades de Bremen y Hamburgo. Muchas antiguas publicidades argentinas de la época señalan la oferta de aquellos cigarros, especialmente de los renombrados Hamburgueses. 
(6) Dicen que los toscanos nacieron accidentalmente luego de que cierto chaparrón empapó unos fardos de tabaco expuestos a la intemperie. Esa materia prima fermentó por la humedad y los cigarros resultantes hicieron furor entre el público. De acuerdo con esta especie de leyenda, así habría dado comienzo la saga toscanera italiana. La versión es tan simpática como poco creíble por muchísimas razones que no nos pondremos a enumerar. De todos modos, hay registros fehacientes de que en la década de 1820 ya se los producía de modo regular en su terruño de origen: el entonces Granducato di Toscana


miércoles, 11 de septiembre de 2013

Sondeando el "vero toscano" del 1900

Hasta mediados del siglo XX, el auténtico toscano italiano estaba representado por un único modelo de cigarro. Es decir que su simple mención hacía referencia inequívoca a un producto muy definido, sin segmentos diferenciales de calidad o precio. Pero a partir de la década de 1950, ese antiguo carácter solitario comenzó a modificarse mediante la paulatina aparición  de nuevos módulos con variadas singularidades de elaboración y jerarquías de valor.   Así, la palabra “toscano” pasó a definir un artículo genérico con ciertas características emblemáticas, pero segmentado conforme a toda una gama que se fue volviendo más compleja con el correr de los años.   Hoy existe una veintena de toscanos italianos diferentes  (1), aunque muchos de ellos no pasan de ser ediciones especiales que permanecen a la venta por algunos años. No obstante, los escaños básicos reconocidos son Toscano Clásico, Toscano Extra Vecchio, Antico Toscano, Toscano Garibaldi, Toscano Antica Riserva y Toscano Originale.


Desde luego que la intención de este blog no es analizar el presente toscanero de la península itálica (para ello hay muchos sitios en internet),   sino sondear el pasado del cigarro puro más fumado en la Argentina de antaño.   En ese orden de cosas  -y teniendo en cuenta que el auténtico cigarro de Italia se consumía en nuestro territorio desde la década de 1860 (2)-  siempre nos preguntamos cómo serían aquellos prototipos en cuanto a aroma y sabor. Así fue que, en ocasión de un viaje realizado  hace un par de años, tuve la oportunidad de charlar con dos aficionados italianos conocedores del tema.  Uno de ellos,  consultado sobre cuál es el toscano actual más parecido al toscano histórico,  no titubeó en dar una respuesta categórica:  el Toscano Originale.  Esa afirmación tiene mucho sentido si nos atenemos al nombre mismo del producto: “originale”, es decir, original. Pero se trata, en principio, de una simple denominación marcaria, no necesariamente relacionada con el puro  histórico de nuestro interés. ¿O sí? ¿Será, después de todo, el más parecido a  los toscanos de hace cien o ciento veinte años? Sólo había una manera de estar seguros: mediante una degustación.


La afortunada conducta que seguí durante varios años,   consistente en comprar toscanos genuinos cada vez que pude viajar a Europa por motivos laborales, permitió que encontrara varios ejemplares del Originale entre mis existencias tabacaleras. Para la ocasión de marras no dudé en convocar al aficionado toscanero más experimentado del país, quien frecuentemente nos acompaña en todas las catas de tabacos y bebidas que realizamos en Consumos del Ayer: Enrique Devito. Fue él quien tuvo la feliz idea de encontrarnos en un conocido bar  frente a la Plaza San Martín durante las últimas horas de una inusualmente templada tarde de Septiembre. Cómodamente ubicados en el sector de la vereda y acompañados por una buena cerveza negra, nos embarcamos en esta  búsqueda sensorial de los aromas y sabores que experimentaban los fumadores de toscanos importados en la Argentina de fines del  XIX y comienzos del XX. Pero antes de volcar aquí nuestras impresiones, digamos sobre este buen  Originale que es un cigarro de alta gama hecho íntegramente a mano con tabaco Kentucky 100% norteamericano (3). Una vez confeccionado, se lo estaciona por 12 meses antes de su salida a la venta.


Luego  de  un  corte  y  encendido  impecables,  comenzamos  a  apreciar  algo verdaderamente singular. A diferencia de otros tipos de toscanos, siempre potentes y corpóreos al extremo,   no revelaban de manera tan vehemente los típicos efluvios ahumados de su elaboración (el tabaco Kentucky es curado a fuego de leña), sino que ofrecían un carácter mucho más elegante, de silueta mineral, que nos recordaba a los viejos toscanos nacionales fumados en otras degustaciones anteriores. El sabor se manifestaba asimismo delicado, nada cálido ni “picante”, en sintonía con la percepción olfativa. En otras palabras: estábamos frente a un puro de muy alta calidad, envolvente pero equilibrado, bien  representativo de la mejor tradición histórica en la materia. Así fue desde la primera pitada hasta el final. Después de todo, aquel conocedor italiano estaba en lo cierto: el Originale es lo más parecido que existe en nuestros días al antiguo toscano de la península.



















Así concluimos esta cata especial, con la satisfacción de haber experimentado algo muy similar a lo que fumaron tantos inmigrantes arribados en los viejos tiempos. Un aroma, seguramente,  parecido al que pobló  bares, cafés y fondas de Buenos Aires desde 1880 hasta 1940, entre comidas, charlas y partidos de naipes.

Notas:

(1) Además de los mencionados, podemos señalar los siguientes: Toscano Originale Milenium (hecho especialmente para la llegada del año 2000), Toscano Originale Selected, Toscano Originale 150 (lanzado en 2011 por los 150 años de la unificación italiana), Toscano 1492 y Toscano Soldati (en homenaje al escritor Mario Soldati). También hay un grupo de aromatizados (anís, café, grappa y chocolate amargo) y otro de presentaciones en formato amezzato, es decir medios toscanos: Toscanello, Toscanello Speciale y Garibaldi Amezzato.


(2) Por ahora, esa es una teoría de la que no he podido obtener pruebas incontrovertibles, aunque estoy casi seguro de ello y sigo buscando indicios al respecto. Hasta el día de hoy sólo tengo una certidumbre concreta y documentada sobre la importación de cigarros italianos a partir de 1885. 
(3) Ya lo dijimos en alguna oportunidad anterior: la industria peninsular  recurrió siempre al tabaco de Norteamérica, y sólo ocasionalmente al cultivado en su propio territorio. Hoy, en los toscanos más caros (del Antico para arriba) se utiliza materia prima de USA, y tabaco italiano para los modelos más económicos.