martes, 1 de enero de 2013

La vieja huella toscanera

El ejercicio de explorar el pasado suele toparse con la falta de vestigios que echen luz sobre el objeto de la investigación. Este problema es particularmente severo en nuestro país en vista del poco interés que  despierta la preservación de documentos, fotos y publicaciones añejas. En otros lugares del mundo, los registros históricos se conservan  meticulosamente dentro de sitios bien acondicionados, bajo la vigilancia de personal especializado que los cuida y clasifica. Hoy en día existen bibliotecas enteras completamente digitalizadas o microfilmadas (incluso algunas cuyo contenido es 100% accesible desde internet) capaces de facilitar enormemente cualquier búsqueda relativa a los hechos ocurridos hace cien o doscientos años. Nada de eso sucede por estas latitudes, dado que aquí se percibe una carencia crónica de espacios adecuados, y los pocos que hay suelen ser escasamente accesibles  por desidia, burocracia, desorganización, falta de presupuesto o inconvenientes de cualquier índole. La web ayuda mucho a realizar tareas de sondeo (es casi un bálsamo), pero debe quedar claro que la enorme mayoría de la información histórica argentina disponible no se encuentra en la pantalla de una PC: bien al contrario, descansa en bibliotecas, hemerotecas, colecciones privadas, librerías de viejo y comercios anticuarios, casi siempre en forma tan fragmentada y desordenada que hace imposible siquiera saber por dónde empezar. Por eso, embarcarse en una búsqueda histórica sobre un tema tan específico como los cigarros toscanos  resulta toda una aventura personal. No obstante, este blog nace con el fin de perseguir la finalidad que le da nombre.


Ahora bien, ¿por qué el toscano? ¿Por qué no los cigarros puros en general? Precisamente, porque los vestigios documentales y testimoniales recogidos hasta ahora (varias veces volcados en Consumos del ayer) permiten afirmar, sin lugar a dudas, que el toscano fue un producto de alcance masivo, habitual y cotidiano, tan asociado a la figura del habitante promedio (inmigrante o nativo)  como pudieron serlo, en la misma época, el vino, el asado, las pastas o los cigarrillos. A lo largo de muchas entradas vamos a observar que el consumo toscanero patrio  no tuvo parangón en el mundo durante cien años. Con la única excepción de la propia Italia, nuestro país fue siempre el mayor fabricante e importador del artículo que nos ocupa. Dentro de nuestras fronteras, a su vez, tampoco tuvo competencia en materia de cigarros de hoja. Cada nuevo indicio que encuentro lo confirma plenamente: fue el cigarro más célebre, más importado, más fabricado y más fumado desde los tiempos de la unidad nacional hasta finales de la década de 1960. No obstante ello, pocos datos existen sobre los orígenes y el desarrollo de la saga toscanera en nuestro país. ¿En qué año se realizó la primera importación? ¿Quién fue el primer fabricante local? ¿Cuántas manufacturas de toscanos se establecieron en nuestro territorio a lo largo de la historia? ¿Qué diferencias de calidad había entre las distintas fábricas?  ¿Existió alguna vez un estilo de producción determinado? ¿Hubo acaso un “típico” toscano argentino reconocible en sí mismo, como lo es el  vero toscano peninsular? Interrogantes así serán la esencia de este espacio destinado enteramente a responderlos. Por supuesto, también incluiremos anécdotas, curiosidades, notas de color y todos los elementos relacionados con tan destacado, auténtico y olvidado emblema de la vieja  industria tabacalera nacional.


No dejaremos por eso de subir entradas sobre toscanos en Consumos del ayer, puesto que tenemos aun muchos documentos históricos, catas de ejemplares antiguos, menciones en la literatura y demás. Tras las huellas de toscano va a estar mayormente orientado hacia  los  análisis estadísticos, las investigaciones especiales y otros contenidos muy concretos. Dentro de algunos años, tal vez, el material de este blog (unido al trabajo de campo, de biblioteca y de viajes, mucho del cual está pendiente)  concluya en un libro sobre la historia del toscano en la Argentina.  Esa sería, según creo, la culminación perfecta de lo que aquí constará de ahora en más.

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